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1.1 ¿Cuál debe ser el papel de la tecnología en Educación?

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la información no es formación, sino que los procesos de enseñanza-aprendizaje deben basarse en la construcción de conocimiento por parte del estudiante. Para proporcionar información existe la computación clásica o informática, basada en el tratamiento automático de la información. No obstante, en educación, esto tiene un valor muy subsidiario y no garantiza procesos de enseñanza-aprendizaje adaptativos e inclusivos. Es por ello que, en su lugar, existe la necesidad de integrar tecnologías gracias a las cuales se puede enseñar y aprender. Es decir, tecnologías que cumplan con las características necesarias para que una persona pueda desarrollar sus Procesos Cognitivos (Neurodesarrollo Competencial) de manera óptima y en función de sus necesidades en cada momento. 

Además, hemos de tener en cuenta que para ello necesitamos tecnologías como Inteligencia Artificial que permitan hacer computables modelos de conocimiento. Especialmente Sistemas Expertos, los cuales hacen posible entender las causas de los resultados que se producen y, por tanto, adaptar las experiencias de aprendizaje de cada estudiante según sus necesidades y en tiempo real. Ya que, por el contrario, tecnologías como Redes Neuronales o Big Data, establecen correlaciones de datos. Los cuales pueden orientarnos a la hora de establecer validaciones de modelos de conocimiento mediante datos. Sin embargo, correlación no es causalidad: el que al observar me parezca que dos fenómenos están relacionados no quiere decir que uno sea causa o consecuencia del otro.

Es por ello que es necesario desarrollar tecnologías educativas basadas en 3 evidencias y que permitan enseñar y aprender gracias a ellas: Instrumentos Educativos Profesionales.